Vaticano, jul. 22 (ANDINA).- El Papa Benedicto XVI hizo un llamado enérgico a la paz y condenó la guerra durante la oración dominical del Ángelus en la plaza Calvi de Lorenzago de Cadore.
La guerra es "una calamidad que contrasta con el proyecto de Dios, el cual ha creado todo para la existencia y, en particular, quiere hacer del género humano una familia", afirmó el sumo Pontífice.
El Santo Padre dijo que estos días de descanso que pasa en la sierra alpina de los Dolomitas, siente "aún más intensamente" el "impacto doloroso" de las noticias que le llegan sobre los "enfrentamientos sangrientos y los episodios de violencia que actualmente sacuden el mundo".
Reflexionando en el "drama de la libertad humana en el mundo", el Pontífice afirmó que la tierra es un jardín que Dios entregó a los hombres para que lo "custodiaran y cultivaran" y que "si los hombres vivieran en paz con Dios y entre ellos la tierra asemejaría verdaderamente a un ‘paraíso’".
Benedicto XV no se limitó a condenar la guerra sino que también habló de la fuerza moral del derecho, del desarme balanceado y controlado, el arbitraje de las controversias, la libertad de los mares, la devolución de los territorios ocupados y las tratativas para dirimir los problemas.
Los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II, prosiguió el Santo Padre, siguieron esta misma línea. La frase "¡Nunca más la guerra!" que pronunciaron en nombre de la Iglesia en sus respectivos discursos ante la Asamblea de las Naciones Unidas tiene plena vigencia.
"Desde este lugar de paz, donde también más vivamente se advierten como inaceptables los horrores de la ‘inútil matanza’, renuevo el llamado a proseguir con tenacidad la vía del derecho, a rechazar con determinación la carrera de armamentos, y a rechazar la tentación de afrontar las nuevas situaciones con viejos sistemas", señaló.
También pidió elevar una oración especial por la paz en el mundo, confiándola a María, la Reina de la Paz.
La guerra es "una calamidad que contrasta con el proyecto de Dios, el cual ha creado todo para la existencia y, en particular, quiere hacer del género humano una familia", afirmó el sumo Pontífice.
El Santo Padre dijo que estos días de descanso que pasa en la sierra alpina de los Dolomitas, siente "aún más intensamente" el "impacto doloroso" de las noticias que le llegan sobre los "enfrentamientos sangrientos y los episodios de violencia que actualmente sacuden el mundo".
Reflexionando en el "drama de la libertad humana en el mundo", el Pontífice afirmó que la tierra es un jardín que Dios entregó a los hombres para que lo "custodiaran y cultivaran" y que "si los hombres vivieran en paz con Dios y entre ellos la tierra asemejaría verdaderamente a un ‘paraíso’".
Benedicto XV no se limitó a condenar la guerra sino que también habló de la fuerza moral del derecho, del desarme balanceado y controlado, el arbitraje de las controversias, la libertad de los mares, la devolución de los territorios ocupados y las tratativas para dirimir los problemas.
Los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II, prosiguió el Santo Padre, siguieron esta misma línea. La frase "¡Nunca más la guerra!" que pronunciaron en nombre de la Iglesia en sus respectivos discursos ante la Asamblea de las Naciones Unidas tiene plena vigencia.
"Desde este lugar de paz, donde también más vivamente se advierten como inaceptables los horrores de la ‘inútil matanza’, renuevo el llamado a proseguir con tenacidad la vía del derecho, a rechazar con determinación la carrera de armamentos, y a rechazar la tentación de afrontar las nuevas situaciones con viejos sistemas", señaló.
También pidió elevar una oración especial por la paz en el mundo, confiándola a María, la Reina de la Paz.
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